PRESENTACIÓN

sábado 6 de marzo de 2010



Hoy, dia seis de marzo del año de gracia del dos mil diez, comienzo a editar éste blog que pretende ser un punto de encuentro entre familiares, amigos y conocidos -se prohibe expresamente la entrada a los enemigos-, todo ello con el buen deseo de cultivar aficiones literarias, políticas -incluidos los chismorreos de ésta índole-, artísticas y demás actividades que puedan interesar a la generalidad de los colaboradores y personas interesadas en éste blog.
¡Bienvenidos a todos! Y que la diosa Fortuna nos ilumine en ésta nueva tarea que con ilusión emprendemos.
ÁNGEL LARROCA DE DOLAREA

martes, 23 de noviembre de 2010

CARTA AL SR. ARZALLUS

Éste artículo, que se publicó en "Tribuna" del ABC, el día 6 de febrero de 2002 tenía como claro fundamento cachondearme del Presidente del Partido Nacionalista Vasco, Sr. Arzallus. Tuvo bastante éxito entre los lectores y se comentó mucho en la Casa Real. 

*SANCHO EL MAYOR





CARTA AL SR. ARZALLUS PRESIDENTE DEL P.N.V.





Estimado Presidente:

He leído con satisfacción, en los Medios de Comunicación, la noticia de que la Asamblea de Municipios Vascos va a homenajear a Sancho III El Mayor como “primer Rey de Euskal Herría”. Importante decisión de esa Asamblea de Municipios, ya que puede suponer el reconocimiento institucional, por parte de los ciudadanos que vuestra señoría representa, del reino de Euskadi.

Mas, la constitución de un reino independiente exige, sin lugar a dudas, el restablecimiento o la instauración de la figura de un monarca, que pueda representar a la Corona de Euskal Herría. Dicho pretendiente, para respetar el fundamento y esencia del sistema monárquico, deberá ser descendiente del gran Sancho El Mayor, y se me ocurre que puede plantearse, ante el parlamento de Euskadi, un proyecto de Ley, presentado por el Gobierno de esa Nación, en que se establezca la sucesión, a título de rey, de su jefatura. Pero como conviene dejar los asuntos “atados y bien atados”, le propongo que el proyecto de Ley sea flexible, en beneficio de los intereses de la magistratura personal que su señoría ejerce, y sin renunciar al sistema hereditario, pueda establecerse:

Que la forma política del Estado de Euskadi sea “la Monarquía tradicional, católica, social y representativa”.

Que hasta el fallecimiento de su Señoría, usted, Javier Arzallus, ostentará la Jefatura del Estado, como Caudillo de Euskal Herría y Generalísimo de los Gudaris de Euskadi.

Que en virtud de esa magistratura excepcional, por personal y vitalicia, pueda designar, en vida, sucesor, a título de rey, a persona de “estirpe regia” – No se especifique si la estirpe regia deba de ser próxima o remota por lo que más adelante le propondré -.

Que en caso de que a su fallecimiento no haya usado de la prerrogativa de designar sucesor, se nombre un Consejo del Reino de Euskal Herría, a fín de que designe la persona regia que le suceda a título de rey, compuesto por los miembros siguientes: el Presidente del Parlamento de Euskadi, el Arzobispo Monseñor Setién y el Inspector-Jefe de la Ertzainza, que asumirán temporalmente los poderes de la Jefatura de Euskal Herría.

Que el designado, antes de tomar posesión de la Corona, jure, ante el Parlamento de Euskadi, guardar y hacer guardar fielmente las enseñanzas de nuestro Gran Padre: Sabino Arana.

Pues bien, como sabe su Excelencia, Sancho Garcés III, conocido como Sancho El Mayor, fue Rey de Pamplona, de Aragón y del territorio de Sobrarbe-Ribagorza y por su testamento – con el sentido patrimonial de la época – repartió sus territorios entre sus hijos. Así, al ruin García, el primogénito de los hermanos, le legó el reino de Pamplona; Fernando adquirió, a través de su madre, la Condesa castellana Mayor, el condado de Castilla; Ramiro, el más noble de los hermanos, obtuvo el condado de Aragón y al pequeño, Gonzalo, se le adjudicó el territorio de Sobrarbe- Ribagorza.

Mas todos los hijos de Sancho, a excepción de Ramiro, fueron indignos de obtener sus respectivos legados, ya que cuéntase en la leyenda que acusaron a su madre, doña Mayor, de adúltera, con el sólo fin de considerar al Rey Ramiro: ilegítimo. Mas éste, sagaz y valeroso, “se ofreció a batirse contra cualquier hombre en defensa de la Reina”, con lo que logró el restablecimiento del honor de doña Mayor.

Al noble de Don Ramiro le sucedieron, por orden cronológico hasta el siglo XIII, Don Pedro I (1044-1104); Don Alfonso I, hermano del anterior (1104-1134); Don Ramiro II el Monje (1134-1137), que aceptó la Corona y contrajo matrimonio con Inés de Aquitania, exclusivamente por razones de estado. Fruto de este matrimonio, sucedió en la Corona al Monje, Doña Petronila (1137-1164), que casó con Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona, a la que sucedió Alfonso II el Casto (1164-1196); Pedro I (1196-1213) y a éste último, Don Jaime I (1213-1276).

Con ocasión de entrevistarse el Rey don Jaime con el Rey de Castilla, se hospedó, en el valle del Murguía a orillas del Zadorra, en la casa o torre de un pariente suyo, Don Fortún Saez de Salcedo, Señor de Ayala, y del linaje de los condes de Castelby y de los reyes de Navarra y de Aragón; contaba como ascendientes a Fernán González, Señor de Álava y primer Conde de Castilla; Sancho el Mayor y Ramiro I de Aragón. Era jefe del bando oñacino y Pariente Mayor en aquellas tierras alavesas y andaba siempre a la guerra con el Señor de Ulivani-Gamboa; cabeza del bando que de ésta última tomaba nombre.

Luego de almorzar, mandó Don Fortún, saliesen sus hijos a escaramucear; y más que escaramuza, hubo de ser la contienda con los gamboinos, a quienes pusieron en fuga; que caían las panelas u hojas de roble “blancas del polvo del camino, sobre el suelo tinto en sangre; y otras, teñidas también de ésta, cayeron sobre el Zadorra”, por lo que unas y otras vinieron a formar los cuarteles de las armas que el Rey diera a Juan, el menor de los hijos de Don Fortún, y más distinguido en el combate, a tiempo que le decía: “Zu zarate one ena”, que significa en euskera: “de la Casa eres el mejor”.

Y desde entonces Juan Ortiz, añadió a este patronímico el Zárate que Don Jaime le diera y tierra de Zárate se llamó la de su lugar.

Descendiente directo de ese valeroso y de “estirpe regia”, Don Juan Ortiz de Zárate, es la persona que ha tenido el atrevimiento de dirigirse, mediante esta misiva, a su Excelencia. Y pienso..., que dado que ha tenido el buen criterio de homenajear a Sancho el Mayor como primer rey de Euskal Herría, pudiera ser motivo justificado para la instauración de la Corona de Euskal Herría en la persona de un descendiente como el que suscribe, ya que tiene las condiciones necesarias para sucederle a título de Rey: estirpe regia, bastante remota; pero al fin y al cabo “estirpe regia”.

Y una vez ostentada tan magna magistratura y para se fiel a la Historia, como la Junta General de Guipúzcoa o la alavesa cofradía de Arriaga y ser también fiel a mis antepasados oñacinos, señores de Ayala, ofreceré mi reino para siempre a Juan Carlos I: Rey de Castilla, de Aragón, de León-Asturias, de Granada; Rey de Valencia y de Cerdeña, de Galicia, de Jerusalén, de las dos Sicilias y de Toledo; Rey de Mallorca y de Menorca, de Sevilla, de Córdoba y de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras, de las Islas Canarias, de las Indias Occidentales y del Continente Oceánico; Conde de Barcelona, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Brabante, de Milán y de Atenas; Conde de Besalú, del Rosellón y de Urgel; de Habsburgo, de Flandes y del Tirol; Vizconde de Ager; Soberano Gran Maestre de la Insigne Orden del Toisón de Oro, y de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa y así añadirá a los anteriores títulos los de Rey de Navarra y Señor de Vizcaya y de Álava.





















domingo, 21 de noviembre de 2010

CHINCHÓN DE MIS ENTRAÑAS

Esta es una de las pocas poesías que he escrito en mi vida y cuenta al día de hoy más de 30 años. Todo escritor o aficionado a las letras debe siempre haber escrito, al menos, un poema.



Se despereza el Sol pausadamente


y tímido presenta su faz naranja,

arropando, con abanico fulgurante,

la noche castellana.



Sus rayos atraviesan las cubiertas

de las calinas casas,

dorando con matices rojo y ocre

el ladrillo, el cemento, la piedra blanca.



El mirlo se despeja y el gallo canta.

chorros del frío viento de la sierra

martillean las ventanas

tras las que el noble campesino,

en merecida holganza,

acaricia los pechos de su esposa,

besando, con ardor, su bella espalda.



-Déjalo, Manuel, y ten templanza

que no son ya horas de tontunas.

¡Despéjate, holgazán! Y salta de la cama

que tiés que escamujar los olivares

y a luego, arreglar la viña Alta.

-¡Vamos, Manuel, que tocan ya las seis

y tu primo te espera en ca del Pata.

No le hagas de esperar.

bájate al trator y ponlo en marcha,

y al pasar por el Barranco, te echo un beso

pa que lo lleves clavao en esa cara.

-¿Un beso sólo? Tu alma me llevaba,

y como en los buenos tiempos

debajo de los plántanos te amaba.

-¿Llevas el vino? ¿Cogiste el almuerzo?

¿No te se olvida nada?



Ruge el tractor, con son martilleante;

en paso reductor baja a la Plaza.

Allí está el Siderico, el de la tía Juana,

arreciao de frío en las orejas

y calentao hasta el fondo de su alma



-¡Vamos, Siderico! Que al olivar hay tardanza

y quiero ataviar, un poquitejo, la viña Alta.



La calle de los Huertos enmudece

al paso del tractor, esa mañana.

Siderico y Manuel bajan contentos,

dejando Chinchón a sus espaldas.

Un sinfín de curvas serpentean

hasta llegar a la cuesta Blanca,

donde una liebre, en saltarín ligero,

se les cruza por la cara

camino de refugio más seguro

que la evite sucumbir entre las matas.



-¡Tira, Siderico, tira!

Que con ésta tenemos la pitanza.

Ñaque, galán, que malo que eres.

¡Apunta jodío y mata!



La liebre sortea con destreza

la veloz perdigonada

y se esconde, por derecho,

al amparo de un próxima vaguada.



-Si te ponen una lata con amarras

de cinco tiros no le das ni blanca.



-¡Vete, Manuel! Que tos ya sabemos

tu buena destreza con las armas.

Igualito que el Fermín, en la laguna,

que apuntaba con esmero hacia las ramas,

y al salir, anochecío, las anades,

apretando el gatillo hasta con rabia,

gritaba, casi casi enloquecío:

-¡La he matao, la he matao! ¡Dejadla!



Entre chistes, chascarrillos y bromeos,

por la cañada de la Iglesia avanzan,

llenados de ilusiones,

llenados de alegrías y esperanzas.



Ya el sendero se aproxima al sitio

que, impaciente, espera la labranza;

el cuidado de esas rudas manos;

el escamujo, en faena delicada.



El silencio del campo se estremece

con el ruido del tractor, que sigue en marcha,

aparcado de bajo de un olivo;

estacionado bajo la centenaria planta.

Siderico y Manuel bajan con prisa

y, con mutismo acorde, se separan

para comenzar la atareada brega,

con solemne rectitud en sus semblanzas.



¿Qué tiene, Dios, el campo de Castilla?

Que con esa dura actitud se le trabaja.

¿Respeto? ¿Maldición bíblica?

¿Acaso…odio? Nadie sabe la causa;

Pero es notoriamente conocida

la relación: tierra y faz hierática.



Manuel, entre olivas y terrones,

sobre el hombro el azadón descansa

y siguiendo los surcos de la tierra,

con voz abrupta a Siderico llama:

-¡Eh! Arrímate pa acá y almorzaremos

que traigo jamón de la matanza.

En cotidiano ritual, los dos amigos,

desenfundan sus navajas

y trocean, con habilidad experta,

el almuerzo dispuesto por Jenara.



El Sol calienta tenuamente

el campo de la vega castellana,

mientras un vapor gélido, espeso,

erguido y soberbio se levanta.

Ya se ven, por caminos y veredas,

los pesados tractores y tartanas,

que suben con cansino esfuerzo

las largas cuestas empedradas,

enfilando, en ordenada hilera,

el respiro de una justa pausa.



Chinchón bulle ajetreado por la Ronda,

por San Antón, por la Plaza.

sus gentes se prestan afanosas

en sus tareas cotidianas,

con ires y venires tan ligeros,

cual si el Mundo acabara esa mañana.

Unos se dirigen al comercio;

otros observan, sentados en las gradas;

algunos entran en los bares

a escanciar la cerveza blanca

y los más caminan apurados,

para comer en sus casas.



Por momentos la Plaza se despeja,

sólo una media luna de sombra rezagada,

como el viejo que cruza los umbrales,

se impresiona, por la luz, en las portadas.

Los balcones parecen derrumbarse

por las vigas, las tejas y las cargas.

Sólo las viejas columnas de los soportales

mantienen enhiestas las arcadas,

dando una configuración pictórica y poética

a su hermosa y frágil balconada.



Por la tarde, Manuel y Siderico,

habiendo labrado la viña Alta,

se acercan un ratillo hacia el casino

para echar, con amigos, unas cartas.

Con ellos juega el del “Matón”:

el afiliado de la “Pasionaria”.

También se encuentra Don Fadrique,

que votó por el grupo de Alianza.

A veces aparece Don Francisco,

el de la Social Democracia.

Pero allí, no se habla de políticas,

sólo de vinos, mujeres y de cartas.



Anochecido, es obligado entrar en las tabernas

Para llegar más contentos a sus casas.

Los convites se multiplican por personas

y las voces se alzan con “jarana”.



Manuel, silencioso y con prisas,

abandona decidido la compaña

y sube, con desmesurado afán,

camino de su hogar y su Jenara.

La mujer le recibe complaciente,

con la cena preparada:

guisos de carne de cerdo

acompañaos de lombarda.

Deglute, Manuel, que no come

porque le espera Jenara

llena de amor y de vida;

transparente, sutil, blanca.

Como si fueran chiquillos

se regodean…, se abrazan.

Se besan hasta saciarse,

con ímpetus y con ganas,

y rendidos del conyugal amor

sucumben entre las sábanas,

hasta que al día siguiente

les despierte pronto el alba.



Así es Chinchón de mi Castilla,

así es Chinchón en su jornada;
ese es Chinchón: amor con aspereza,

por ello llevo Chinchón en mis entrañas.



19 de octubre de 1980

ÁNGEL LARROCA

domingo, 14 de noviembre de 2010

EL ÚLTIMO DEL SAHARA ESPAÑOL




Sí, ahora que vuelve a estar de moda el Sahara, es bueno recordar a las personas que prácticamente, y por orden del Gobierno de entonces, lo cedieron al reino de Marruecos. Y uno de ellos fue mi hermano Emilio Larroca de Dolarea, siendo Capitán, mandando la 3ª Compañía de la VII Bandera Valenzuela, del Tercio Don Juan de Austria.
Emilio, tiene que abandonar Smara, para entregárselo a los marroquís, pero para no pasar tan vil humillación, arria bandera y se marcha al Aiunn tres horas antes. Así lo describe un testigo "Caballero Legionario":

Al abandonar Smara (Sahara) a finales del 75 el capitán Emilio Larroca lanzó una proclama a sus CLs.


Se dió la circunstancia que los de Marruecos habían planeado una entrega de poderes en toda regla. La Legión formada ante los nuevos soberanos, arriada de la bandera española e izado de la marroquí y toda la parafernalia propia de esa clase de actos.


La Legión (VII bandera) dijo que "naranjas de la china" a esa pretensión. La Legión no iba a tolerar una humillación de semejantes características.


¿Solución? habría un intervalo de 3 horas en que no habría fuerzas militares de ningún país en la ciudad y que se segurían unos "tempos" marcados de salida de la VII bandera de la Legión, tiempo muerto de 3 horas y entrada de las tropas de Marruecos.


Alocución del capitán Emilio Larroca de la VII Bandera a sus hombres en esos duros momentos de arriado de la bandera española y abandono de Smara.


CABALLEROS LEGIONARIOS !!!


En cumplimiento de órdenes recibidas, la Bandera emprende la marcha hacia la plaza de El Aaiun, dejando este acuartelamiento en que durante tantos años ha forjado su espóiritu y acreditado su disciplina.


Nos aguardan nuevos afanes y honrosas misiones a la altura de los que La Legión corresponden y donde habrá sobrado ocasión de cumplir nuestro Credo Legionario hasta sus últimas extremos.


Os exhorto a manteneros en la linea que tanto prestigio ha proporcionado a esta unidad y en la seguridad que asi lo hareis, por última vez en Smara


VIVA ESPAÑA !!!!!


VIVA EL REY !!!!!!


VIVA LA LEGION !!!!!


VIVA LA VII BANDERA DE VALENZUELA !!!!

Mas, dicho truco no le sirvió para el Aiunn. Cuando iba a embarcar con su Compañía para Fuerteventura, el General Gómez de Salazar, le ordena, el 3 de diciembre de 1975, se incorpore al Aeropuerto y Base Aerea del Aiunn para proteger el mismo hasta que salgan todos los efectivos. El último de Filipinas le llamaban los oficiales de Aviación. Así que tuvo que entregar el aeropuerto a un Comandante marroquí, que le dijo: -Capitán Larroca, me gustaría que un día nos viéramos en alguna playa cercana a Casablanca. - Será cuando ésto se me olvide, contestó Larroca.

No gustó, por lo general a las tropas españolas la forma de salir, con un Franco agónicoy un rey marroquí aprovechándose de las circunstancias. Ahora parece ser que todo el mundo se compadece de los saharauis, pero ellos no se portaron bien con los españoles; de hecho, se apuntaban a las tropas nómadas para tener formación militar y sublevarse posteriormente contra los españoles. Así consta en la Hoja de Servicios de Emilio, que el 10 de mayo de 1975 se traslada a las zonas de Hasi Esfela y Hasí Modani, en persecución de una Patrulla de la Agrupación de Tropas Nómadas, que se ha sublevado, apresando a los mandos, efectuando el día 11, con su Unidad,un reconocimiento con covertura aérea por la zona del Macizo del Erqueina y Macizo del Queuta, siguiendo las huellas de la Patrulla que terminaron en Mauritania. No penetrando en la frontera por haberlo ordenado la superioridad, recibiendo orden de regresar a Smara. Por estas actuaciones su Compañía es felicitada verbalmente por el General Gobernador del sahara, en presencia de todos los jefes y oficiales.

Así fue y así ocurrió. Pues aún así. los jefes y oficiales españoles hubiesen preferido la independencia del Sahara en favor de los saharauis.



* Emilio Larroca, mandando una Bandera en ceuta.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

SUCESIÓN EN LA CORONA


            El artículo 1.3 de la Constitución Española determina que “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”. Su antecedente constitucional inmediato fue la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de 1947 en la que se declaraba que España se constituye en un Reino, precepto que se desarrolló en la Ley fundamental de Principios del Movimiento Nacional de 1958, declarando que la forma política del Estado nacional es “ la Monarquía tradicional, católica, social y representativa”. Sus antecedentes más mediatos están en la Constitución de 1876, la de 1869 que determinaba que “la forma de gobierno de la nación española es la monarquía”; la de 1845 con sus refundiciones; la Constitución de 1837, con su antecedente el Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1812, denominada Constitución Política de la Monarquía Española, que definiría el Gobierno de la Nación como una “Monarquía moderada hereditaria”. Y es que desde que los Reyes Católicos consolidan la unidad de los reinos de España, con la conquista por el Rey Fernando del reino de Navarra en 1512, hasta nuestros días, en que la Casa de Su Majestad ha anunciado el embarazo de la Princesa de Asturias, la Monarquía ha sido la forma de gobierno que España, como Estado nacional moderno, ha ostentado, con la excepción de los dos paréntesis republicanos: el de la Primera República (1873) que concluyó con la toma del Congreso por el General Pavía el 3 de enero de 1874 y el de la Segunda República, con su Constitución de 1931 que define a la Nación española como “una República democrática de trabajadores de toda clase”, y que tras cinco años ingobernables, concluyó el 1º de abril de 1939 con la finiquitación de la indeseable Guerra Civil.

            Toda una tradición institucional, la monárquica, que llevó a los políticos de la “Transición” a considerar que éste sistema era el  más apto para conseguir la reconciliación de los hombres y mujeres de España y la apertura a un régimen parlamentario donde tuvieran cabida todas las ideas políticas. Condicionante que exigió el actual representante de la Corona, el rey Juan Carlos I, para que se cumpliera lo que él deseaba, y le había imbuido su padre, Don Juan III: ser el rey de todos los españoles.

            Pues bien, el sistema que los españoles de 1978 elegimos para ostentar la Jefatura del Estado es la excepción frente a la casi totalidad de los regímenes que imperan en el orden mundial y como tal hay que entenderlo, interpretarlo y admitirlo. No se basa en una elección reflexiva por comparación ecuménica, que nos hubiera llevado a una tercera república, sino que fue una elección basada en la tradición política, en la Historia y en el deseo de la unidad de todos, ya que la Monarquía presupone la unión entre las tierras y pueblos de España, por encima de las ideologías partidistas, asimilándose más al concepto de Nación plural e integradora.  

            Las reglas para la sucesión en la Corona se establecen en el artículo 57 de la actual Constitución de 1978, basadas en los principios de primogenitura y subsidiariamente de representación. Se prefiere la línea directa a la colateral y dentro de la misma línea el grado más próximo sobre el más remoto. Se da preferencia al varón sobre la mujer y dentro del mismo sexo a la persona de más edad sobre la de menos.

Voces autorizadas se han alzado, con ocasión del compromiso matrimonial de Don Felipe, para que a partir de su futuro reinado se modifique la Constitución, terminando con lo que ellos llaman “discriminación” por razón de sexo en el orden de sucesión a la Corona. Estas reglas de sucesión son prácticamente idénticas a las que han existido en todas las Constituciones españolas desde 1812 que en su artículo 176, en orden a la sucesión a la Corona, proclamaba: “En el mismo grado y línea los varones prefieren á las hembras, y siempre el mayor al menor”,  y su justificación se basa en la tradición que se remonta, con Las Partidas de Alfonso X, al siglo XIII. En la Segunda Partida, Título XV, Ley II se establece: “q el Señorio del reyno no lo oviesse si no el fijo mayor despues de la muerte de su padre” y que “el Señorio del reyno heredasen siempre aquellos, que viniesen por la liñea derecha. E por ende establecieron, que si fijo varón y non oviesse, la fija mayor heredasse el Reyno. E aun mandaron, que si el fijo mayor muresse, ante que heredasse , si dexasse fijo o fija que oviesse de su muger legítima, que aquel, o aquella lo oviesse, e non otro ninguno” y, por otro lado, el no poder evitar, con una u otra redacción, la discriminación indeseada por cualesquiera de las razones que voy a exponer. Puesto que, si bien es cierto, que el artículo 14 de nuestra Ley de leyes prohíbe discriminación alguna por razón de sexo; también lo prohíbe por razón de nacimiento, y no es menos cierto que al margen de que pueda considerarse discriminatorio, el legislador ha querido que exista un estatus especial, en cuanto a los derechos de sucesión en la Corona, establecido en el artículo 57.1, que discrimina a los posibles sucesores no solamente por razón de sexo, sino también por razón de la edad. Prefiere al varón sobre la hembra y al de mayor edad sobre el de menor edad.

Obviamente, no existe Jurisprudencia de los Tribunales sobre la posible resolución de esta presunta discriminación, ya que las Cortes constituyentes dictaron las normas preferenciales para establecer el orden de sucesión en la Corona. La más semejante, pero en absoluto igual, es la establecida sobre la sucesión en los títulos nobiliarios. A partir de la Sentencia de la Sala Civil del Tribunal Supremo, de 20 de junio de 1987, de la que fue Ponente, mostrando el parecer de la Sala, el catedrático de Derecho Civil, Magistrado del Supremo, correligionario de las Juventudes Monárquicas por los años sesenta y amigo, Don Ramón López Vilas, que manifestó, en el fundamento de derecho primero, que: “promulgada la Constitución, la preferencia del varón sobre la mujer puede estimarse discriminatoria y por tanto de inconstitucionalidad sobrevenida”, se establece una doctrina jurisprudencial uniforme de la derogación del principio de varonía, hasta que planteó, ante el Tribunal Constitucional, una cuestión de inconstitucionalidad, la sección decimotercera de la Audiencia Provincial de Madrid en relación con el artículo 1 de la Ley de 4 de mayo de 1948, el artículo 5 del Decreto de 4 de junio de 1948, el artículo 13 de la Ley Desvinculadora de 1820, las Leyes 8 y 9 del Título XVII de la Novísima Recopilación, y la Ley 2 del Título XV de la Partida II, que analizando el Tribunal la cuestión de inconstitucionalidad, resolvió mediante Sentencia número 126/1997, de 3 de julio, pronunciando que no es contraria al artículo 14 de la Constitución la preferencia del varón a la mujer.

Ya dije anteriormente, que en la legislación actual el supuesto que rige para la sucesión a la Corona nada tiene que ver con las normas que rigen para la sucesión de los títulos nobiliarios, aunque ésta última sucesión estaba basada en la tradicional e histórica legislación que resolvía los problemas de sucesión de aquella. La Sentencia mencionada del Tribunal Constitucional que profundiza extensamente en los argumentos históricos-jurídicos que le llevan a esa conclusión, se basa en que: “el ostentar un título nobiliario no supone en modo alguno un estatus o condición estamental y privilegiada, ni tampoco conlleva hoy el ejercicio de función pública alguna”, “que por simbolizar el título de nobleza una institución que sólo fue relevante social y jurídicamente en el pasado, el símbolo elegido se halla desprovisto hoy de cualquier contenido jurídico-material en nuestro ordenamiento, más allá del derecho a usar un nomen honoris “, “puesto que si la adquisición de un título de nobleza sólo viene a constituir un “hecho diferencial” cuyo significado no es material sino sólo simbólico, este carácter excluye, en principio, la existencia de una posible discriminación al adquirirlo, tanto por vía directa como por vía sucesoria”. Pues bien, los supuestos que analizamos son desiguales en cuanto que la sucesión a la Corona lleva el ejercicio de la más alta función pública y de un contenido jurídico-material máximo que no queda en mero símbolo. Pero en el contenido de la Sentencia se expresan  conceptos que hay que tener en cuenta, como: “el legislador puede adoptar las pautas preferenciales que estime pertinentes para determinar el orden de los llamados a suceder”. Y así se ha hecho con la redacción del articulo 57.1 de la Constitución, donde ha dado preferencia en igualdad de grado al varón sobre la mujer. “La naturaleza intrínseca de la institución nobiliaria es la desigualdad”. Como lo es la institución Monárquica, que sólo es justificable por la Historia, la tradición y por el convencimiento del pueblo español de que la Monarquía es la forma de gobierno más apta para unir y representar a nuestra Nación”. “Al subsistir los títulos de nobleza en el régimen constitucional pese a la abolición de los mayorazgos, también permaneció el carácter excepcional y, por tanto, diferencial, del régimen de su transmisión post mortem, por ser un elemento inherente a la institución nobiliaria”. Como inherente, a través de los tiempos, ha sido para la Monarquía su transmisión hereditaria y con preferencia de la varonía.

Por último, no me parece oportuno la tentativa de abrir “el melón” de la modificación constitucional. En el siglo XIX hubo seis constituciones, contado el Estatuto Real, y varios proyectos e intentos modificativos de las mismas y todo ello fue consecuencia de la inestabilidad política que se vivió durante todo ese siglo. El 27 de diciembre último se han cumplido las “Bodas de Plata” de nuestro Texto Constitucional, fruto de un consenso dificultoso, pero con la idea común de olvidar los tres años de guerra civil y los casi cuarenta años de un régimen autoritario. Estos veinticinco años, con una misma Constitución, han sido sinónimos de estabilidad política y de prosperidad y sin pretender vincularla a las generaciones venideras, me gustaría celebrar sus “Bodas de Oro”.


                                                                             Noviembre de 2003.
                                                                            ÁNGEL LARROCA      

martes, 2 de noviembre de 2010

SOBRE MARCELINO CAMACHO




                                            SOBRE MARCELINO CAMACHO


Ha fallecido Marcelino Camacho, y como con casi todos los fallecidos se han loado supuestas virtudes que yo no comparto. Como tampoco comparto la presencia de su Alteza Real el Príncipe de Asturias en su velatorio.

Bien es cierto, que Marcelino Camacho luchó denodadamente contra el régimen del General Franco, pero no es menos cierto que no lo hizo con la ambición de aportar a nuestra nación un conjunto de haces libertadoras, sino que, y nunca mejor dicho, su conducta fue a dos haces; es decir, con segunda intención, ya que su pretensión no era ni más ni menos que implantar su ideología política, que no era otra que el Comunismo; la ideología más asesina del siglo XX. Con más de cien millones de asesinatos a sus espaldas.

Nunca fui partidario de la legalización del Partido Comunista, como tampoco lo soy de la legalización de un partido nazi. Se hizo, y consta en el debe de la UCD, y fue por la oportunidad política de dividir a la izquierda y obtener los resultados electorales que se obtuvieron en ese momento. A mi me gustaría ser como el político inglés, ejemplo de demócrata sin fisuras, que dijo: - “Odio lo que dice esa persona, pero daría mi vida por mantener que lo siga diciendo”, pero reconozco que mi concepción democrática, como la de todos los españoles, no llega a tanto, y es por ello por lo que critico la presencia de los comunistas en nuestros parlamentos. Siempre digo de éstos que antes de que se atrevan a hablar, deberían pedir perdón por las conductas de sus ideólogos y gerifaltes y renegar públicamente de sus principios.

Europa y el Mundo en general han sido muy benévolos con ellos. Desconozco cuál ha sido la causa. Quizá el triunfo de la URRS, junto a los aliados en la segunda guerra mundial. O tal vez actitudes extremas, como la que representaban el senador McCarthy o los partidarios acérrimos del General Franco que consideraban comunista a todos aquellos que no compartían sus ideas. Flaco favor hicieron a la condena de ese régimen, ya que frivolizando sobre el mismo lo único que consiguieron fue devaluar la propia censura.


Chinchón, 2 de noviembre de 2010.
Ángel Larroca de Dolarea

lunes, 1 de noviembre de 2010

MEMORIAS DE ÁNGEL LARROCA







C A P Í T U L O
I
Nacimiento

Cuando paseo por el número 32 de la calle O'donell de Madrid, no llego a comprender cómo mis abuelos paternos, que vivían en el número 22 de la calle del Conde de Aranda- cerca de la calle de Velazquez - censuraran a mis padres, muchos años atrás, el haberse ido a vivir a las afueras de Madrid. Y es que en efecto, el 2 de Octubre de 1944, día en que yo nací, la casa de mis padres estaba en el extraradio de Madrid. Hoy se encuentra en plena almendra central de la ciudad y sus entornos constituyen uno de los más apetecidos lugares de residencia para la burguesía acaudalada.

El inmueble que me vió nacer era un piso quinto, cuya fachada daba cara a una amplia calle que tomó el nombre del general canario, conspirador permanente,y presidente del Consejo de Ministros con la reina Isabel II, cuya muerte, acaecida en el vecino país francés, impidió ver rematados sus muchos intentos de destronarla. Era un apartamento bastante exiguo para albergar a un matrimonio con cinco hijos y el servicio correspondiente. Recuerdo, que al entrar en el mismo existía un pequeño distribuidor al que daban, por la derecha, dos dormitorios; de frente, el salón-comedor y por la izquierda, comunicaba con un pasillo que accedía a otro dormitorio y un cuarto de baño, encontrándose al final de aquel la cocina y la habitación del servicio.

Serían las 9,50 horas de la mañana del día 2 de octubre de 1944 cuando mi madre, Carmen de Dolarea y de Aragón se encuentra postrada en la cama, esperando el alumbramiento de su quinto hijo. Le acompañan el doctor Botella (padre), especialista en ginecología, la comadrona y mi padre, Julián Larroca y Ortiz de Zárate, que decide salir de la habitación para fumarse un cigarro. Pausadamente, como se disfrutaban antaño los pequeños detalles, saca su pitillera de plata del bolsillo derecho del pantalón y toma un cerillo de la caja de Fosforera Española; estas que se venden ahora para uso en la cocina y llevan adosado, al lateral, un trozo de papel de lija. Aprieta el fósforo contra la lija y al unísono escucha un llanto de niño, cuando al mismo tiempo el cerillo se prende. Mi padre que queda perplejo ante la prontitud del parto y no se percata del fósforo encendido se quema la mano. Acude con precipitación a la habitación paritoria y contempla la estampa de un niño muy negro, muy gordo y con cara de señor. En medio del alborozo el doctor exclama: "Esto no es un niño..., es un toro", y mi madre sonríe, con cierto rictus de dolor y con el alivio de haber descargado una criatura de cinco quilos de peso.

El parto, como he dicho, fue rápido y feliz; pero mi madre me ha imputado, toda su vida, que como consecuencia del mismo se le produjo una cistitis crónica y le apareció la diabetes. Yo no sé si esto es cierto o fue un arma arrojadiza que ella enarbolaba ante mi carácter que presumía indomable. Por si fuera lo último, yo la replicaba que me había fabricado lleno de agujeros, puesto que padezco una hernia de ombligo, otra inguinal y otra de disco. Aunque ésta última no fue congénita, sino como consecuencia de mis aficiones taurinas, en una finca de Salamanca, a manos de una erala que me atropelló por la espalda, después de haber rematado, con un desplante, una faena muy aplaudida. Mas yo exageraba mis secuelas, lo mismo que ella exageraba sus padecimientos.

Pocos más recuerdos tengo de esa casa en la que viví solamente tres años, ya que al nacer mis hermanas Paloma y Rosario, mis padres tuvieron la necesidad de permutar, a mi tía Laura su casa de la calle del Conde de Aranda por la que vivíamos. Pero sí recuerdo ciertas imágenes estáticas de aquella época; un partido de futbol, enfrente de la casa, en el que jugaría el Real Madrid C.F., y el nacimiento de mi hermana, la menor, Rosario. Fue por la mañana y acababa de despertarme; una muchacha, que no recuerdo su cara, me llevaba en brazos con el fin de conocer a mi nueva hermanita. Me introdujeron en la habitación donde tuvo lugar el parto y separaron los pliegues de una sábana que cubría a la recién nacida; un trozo de carne rojiza, grasienta y llorosa impresionó la imagen que tengo de su llegada a éste mundo.

Cuando nací, Europa se desgarraba en la II Guerra Mundial. Meses antes, las tropas aliadas habían desembarcado en el continente a través de Normandía y dos meses después los franceses y americanos entraban en París. En octubre de 1944 los aliados estaban combatiendo por el traspaso del Rin y en ese mismo mes, muere, probablemente inducido al suicidio, el mítico mariscal de campo alemán Erwin Rommel. En mayo del año siguiente se produce la capitulación de Alemania y a los pocos meses, como consecuencia de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, finaliza la segunda contienda mundial.

Por entonces, en España, la mayoría de la población, influida por la propaganda gubernamental, se muestra partidaria de los alemanes. Por el contrario, mi padre, monárquico convencido - incluso el 14 de abril, como él decía - deseaba una victoria Aliada, con la esperanza de ver restaurada la monarquía, en la persona de don Juan de Borbón. Al principio de 1944, los aliados deciden invadir España para poder entrar en Francia, ocupada por la Alemania nazi. Mas las pretensiones de Stalin, sobre España, son otras y se opone rotundamente a la invasión de nuestro territorio. Franco que ha conocido los deseos de los aliados, empieza a dar marcha atrás a su política germanófila. Para ello, tiende cierto puente a los británicos, enviando una carta a Churchill que es contestada con la frialdad, distanciamiento y recelo propio de los anglosajones, en la que le recuerda la política que su Gobierno ha mantenido a lo largo de la guerra mundial. En ella, Churchill, manifiesta que el Gobierno español ha seguido una política no de neutralidad, sino de no beligerancia y que el partido falangista, base de la estructura política de España, ha mantenido una actividad constante hostil hacia los Aliados y, por el contrario, muy estrechas relaciones con el partido dictatorial nazi de Alemania y con el partido fascista italiano. Le alaba, sin embargo, la sustitución, que hizo, de Serrano Suñer por el general Gómez Jordana al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores, lo que puede suponer una prueba de la intención neutralista española.

Al final de 1944, los exiliados españoles - socialistas, comunistas y republicanos - que como todos los exiliados se enteran de poco, pretenden una entrada a la fuerza, en España, a través de los Pirineos. Pero no es esa la intención que a Churchill y a Roosevelt les lleva a la conferencia de Yalta. Pretenden una restauración de la monarquía española con don Juán como rey de España. Stalin admite dicha táctica como paso previo a la realización de unas elecciones libres que supondrían, a corto plazo, un triunfo del Frente Popular, con la consecuente imposición de un sistema comunista. La inesperada muerte de Roosevelt, sucedido por su vicepresidente Truman, da al traste a la restauración. Truman no se fía de Stalin. Sabe que la restauración de la monarquía en España es una estrategia, aceptada por Stalin, para conseguir una Europa atenazada por el comunismo. En Postdam las posturas de Churchill y Truman, en contra de Stalin, hacen que finalice la restauración de la monarquía en España. Franco continúa y continuará hasta su muerte en 1975.

INTERPRETACIÓN LIBRE DE O CONXURO

INTERPRETACIÓN LIBRE DE O CONXURO

Zapatero : -Mouchos carallos, sapos e cogombros, pero eiqui no hai forma de facer máis fillos. ¡Atende carallo, atende Pepiño! que con 2.500 eu fago máis críos.

Pepiño Blanco: -Córvos, píntigas e meigas, diceis mal Zapateriño, que en barriga inútil da muller solteira ou aumentas o soldo ou aumentas o piso ou senón te metes os euros por lo traseiriño.

ZP: -¡Tronos e raios!, non me retrouses, Pepiño, que como al mesmo Bono te mando cara a paraíso.

P.B: -Lume das Santas Compañas, lume de Civilizaciones, prol mártir de guerra civil e de corpos mutilados e dos cadáveres ardentes, non tomes a mal min consello, que te amo como un fillo.

ZP: -Con este fol levantarei as chamas de a Memoria Histórica. ¡Oide, oide! os ruxidos que dan dende seu tumba, muxido da mar embravecida, corpos mutilados dos inocentes. ¡Alzade, alzade a Xustiza! Rexurdide de vosas fúnebres tumbas e berrade comigo: ¡Benvida a República!

P.B: -Non dramatices Xoseluiño e vaiamos pra o eiqui estamos, que es facer este brebaxe, e cando baixe polas nosas gorsas, quedaremos libres dos fascistas males e de todo embruxamento. Forzas do ar. Terra, mar e lume, a vos fago esta chamada: si es verdade que tendes máis poder que Zapatero e que a humana xente, eiqui e agora, facede cos espritos dos amigos que están fora, participen con nos desta queimada.

ÁNGEL LARROCA
Agosto de 2007