PRESENTACIÓN

sábado 6 de marzo de 2010



Hoy, dia seis de marzo del año de gracia del dos mil diez, comienzo a editar éste blog que pretende ser un punto de encuentro entre familiares, amigos y conocidos -se prohibe expresamente la entrada a los enemigos-, todo ello con el buen deseo de cultivar aficiones literarias, políticas -incluidos los chismorreos de ésta índole-, artísticas y demás actividades que puedan interesar a la generalidad de los colaboradores y personas interesadas en éste blog.
¡Bienvenidos a todos! Y que la diosa Fortuna nos ilumine en ésta nueva tarea que con ilusión emprendemos.
ÁNGEL LARROCA DE DOLAREA

martes, 11 de enero de 2011

EL TUNEL DE SERRANO

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   Ángel Larroca vestido de Concejal de Madrid

Se ha inaugurado en parte la remodelación de la calle Serrano.


El primer proyecto de remodelación de esa calle, que consistía en la construcción de un túnel desde la calle María de Molina hasta la plaza de la Independencia, fue de un humilde Presidente de Junta Municipal, llamado Ángel Larroca; es decir, del que suscribe. Y por humilde o, probablemente, por ser simple Presidente de Junta Municipal, el ideólogo del proyecto, no se ejecutó éste en su debido momento.

La idea surgió cuando el Alcalde, José María Álvarez del Manzano, delegó en mi persona la Presidencia de la Junta Municipal del distrito de Salamanca, entre los años 1991-1995. Añoraba yo recuerdos infantiles de un vecino, de dicho distrito, que se sentaba en el bulevar existente en dicha calle, con mi padre, consumiendo una bebida novedosa e importada de Estados Unidos, denominada Coca-Cola.

Cuando con el asesoramiento de los técnicos de la Junta Municipal tuve un preproyecto, estuve dudando entre consultar con el Alcalde o lanzarme directamente a difundir públicamente la idea. Llegué a la conclusión de que si consultaba con José María el proyecto no se realizaría nunca, no porque a éste no le pudiera gustar la idea, sino porque tuvo la virtud de delegar sus funciones entre los miembros de la lista de sus concejales, y yo no era el responsable de Obras e Infraestructuras. Pude consultar con el administrador de esa Área, pero si lo hacía se habría convertido en su proyecto y no en el mío. Y no lo hice porque medité filosóficamente cuales son los motivos que llevan a una persona normal a dedicarse a una actividad que produce frecuentemente muchos disgustos y que se llama política, y llegué a la conclusión de que son muy diversos: servicio a la comunidad, ambición política, renombre, y para algún que otro indeseable ambición económica. Descartado por mí este último motivo, justificaban los tres restantes el fundamento de mi inclusión en esa actividad anormal y me preguntaba del por qué, en los partidos políticos, se justificaba exclusivamente esa legítima ambición en la persona que lleva el número uno de la lista; pero lo más grave es que el que ha tenido ese privilegio, no tiene el menor sonrojo en espectarte, que: - “Aquí no hay más ambición que la mía”. Y los demás a tragar. En definitiva, un sentido patrimonial del cargo, que debería desaparecer.

Pues bien, sin encomendarme ni al Alcalde ni al Diablo, un día que se estaba exponiendo a la Prensa algunas importantes obras del Campo de las Naciones, en un apartado, comuniqué a los periodistas el proyecto. Naturalmente se hicieron eco de él todos los medios de comunicación. La idea gustó, y llegó a decirme el responsable de Urbanismo, Ignacio Echeverría: - Oye, Ángel... Todo el mundo me pregunta por el túnel de Serrano. Vamos a tener que hacerlo. No sé si Nacho exageró su consulta, pero lo que sí es cierto es que el primer Teniente de Alcalde, Luis María Huete, en alguna de las encuestas que encargó, le dio como resultado que la obra preferida por los madrileños era el túnel de Serrano, por encima de la remodelación de la plaza de Oriente.

El Alcalde, desechadas ciertas reticencias, me apoyó en el proyecto y lo digo con absoluta objetividad, ya que no le debo más lealtad que la que se produce por la antigua amistad entre su padre y el mío, que estuvieron destinados juntos en la Abogacía del Estado de la entonces Dirección General del Tesoro Público y Clases Pasivas, e intentó poner en marcha una Comisión al efecto, que se reunió un par de veces, y que terminó por desaparecer porque el responsable del Área no estaba interesado en la obra. Y pasado el tiempo, tengo que reconocer que la actitud de José María le enaltece porque tenía la obligación de delegar sus funciones en sus concejales y lo quiso, y las delegó, con todas sus consecuencias, y yo no era el responsable de Obras e Infraestructuras.

Mucho había cambiado esa calle de Serrano desde los años 50 y mucho más desde que la diseñó el malagueño José de Salamanca y Mayol, Marqués de Salamanca y Conde de los LLanos. De salir y entrar de los edificios situados en ella: calesas, tílburis, landós e incluso coches de punto, con sus caballos enjaezados al mejor y competitivo lujo a tronar y humear entre los zaguanes los tubos de escape de impresionantes automóviles importados de Alemania, Italia, Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Esas joyas automovilísticas, de antaño, hicieron incompatible su presencia con el confort y tranquilidad de un bulevar. Y éste, un mal día desapareció.

A partir de los años 60 se produce el antecedente de lo que hoy representa esa zona; grandes firmas comerciales establecen sus sedes en la calle Serrano y comienza a identificarse la misma como el eje comercial más distinguido de la Capital. Serrano es todavía, en esa época, centro de reunión y entretenimiento de la gente joven, los denominados “Niños de Serrano” que en los pocos bares que quedaban entonces, hacían ostentación de riqueza o aristocracia con frases tales como: - “No te doy la mano porque me huele a volante” o – “Esta mañana he coronado Perdices a 120 con el Lincol verde del abuelo” o, para pedir fuego, lo solicitaban diciendo: - “Maruuucha ¿Me incineras el cilindrín?” Hay que aclarar, para defender la honestidad y buenas maneras de esos “niños”, que la frase se dirigía a Marucha sin ninguna doble intención. Era también frecuente saludar a las amistades femeninas de la siguiente guisa: - “Os quiero a todas, menos a ti mooonstruo”. Naturalmente, la “mooonstruo” era la niña de sus ojos.

En estos años, la calle de Serrano es la columna vertebral de un gran centro comercial, a la que afluyen, desde la calle de Diego de León hasta la calle de Alcalá, numerosas vías en las que se han instalado potentísimos comercios. Ya no es sólo la calle Serrano el gran centro comercial. Su influencia se ha extendido prácticamente hasta la calle del Príncipe de Vergara y ello requiere un tratamiento urbanístico singular que parta de la idea de recuperar la calle para el viandante; con el objeto de que disfrute paseando alrededor de esos comercios, lo que no debe suponer, en ningún caso, la absoluta peatonalización de la misma.

El proyecto del túnel transcurriría, como he dicho anteriormente, desde la calle de Diego de León hasta la calle de Villanueva y estaba proyectado para ubicar diferentes plantas en las que se hicieran compatibles la circulación, el aparcamiento e incluso los almacenes de las diferentes tiendas que en la vía pública existiesen. Respecto al tránsito rodado, el túnel debería encauzar la circulación de norte a sur, en vía de imposible supresión. La necesidad de aparcamiento subterráneo en la zona es esencial para el residente, en un sentido amplio del concepto; debería conceptuarse como tal no solamente a la persona física vecina del entorno, sino también al comerciante, para la utilización del aparcamiento de sus empleados y clientes. La conexión subterránea de espacios, para almacenar, con las tiendas existentes en la superficie, permitiría aumentar los metros cuadrados de exposición y venta de las mismas, y con ello la facilidad de financiación del propio túnel.

El túnel tendría que ser proyectado en consonancia a la zona donde transcurriría, por lo que no podría ejecutarse con mentalidad convencional, sino apostar por conciliar la utilidad y el arte; los mejores escultores deberían ser convocados para diseñar su entrada y salida, y los más prestigiosos urbanistas para remodelar su superficie, que debería proyectarse con la estrictamente necesaria circulación de vehículos.

Pero ésta no es mi remodelación, adiós al túnel. El proyecto me parece pobre y carente de ambición. No sé si el pliego de condiciones limitó las posibilidades de los proyectistas, pero creo que se ha perdido una importante oportunidad de crear un gran centro comercial al aire libre para disfrute de los madrileños y de los que nos visiten, incluidos los ecologistas que quieran sentarse en las terrazas de los bares vestidos de Federico Martín Bahamontes.

                                          C/ Serrano a principios del S.XX










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