VICTORIA LARROCA VÁZQUEZ
Mi primera nieta, Victoria Larroca Vázquez, hija de Borja y Rebeca nació el 23 de noviembre del 2012. Mucho empeño pusieron los padres por conseguir tener descendencia y al cabo de los años tuvieron la dicha de que viniera la niña a la que pusieron, en conmemoración al esfuerzo, de nombre: Victoria. Mas no ha sido su sólo nombre, ya que de segundo la impusieron el de Araceli, en recuerdo de su abuela materna, que nos dejó, víctima de un cáncer, hace unos años. En consecuencia, la niña se denomina: Victoria Araceli, tanto en el Registro Civil como en la Parroquia de Chinchón. Y ello, me parece bien; así no hay confusiones de identidad. Yo me llamo, ni más ni menos que: Ángel María, Tomás, Pilar, de los Sagrados Corazones y de la Santísima Trinidad; los dos primeros en el Registro y los demás en la Parroquia de Covadonga.
Pues bien, descendiente ella de personas de orden, católicas, apostólicas y romanas, decidieron los padres cristianarla con el sacramento del bautismo. Pero eso sí, se encapricharon de que fuera en la ermita de la Virgen de la Misericordia, de la que somos todos hermanos y en donde fue bautizado el último de mis hijos, Ángel que fue el padrino de la niña. Mas asuntos burocráticos impedían que fuera en tal sitio sagrado para la familia y se tuvo que bautizar en la Parroquia de la Asunción, donde gozamos de un óleo, representando la Asunción y pintado por Francisco de Goya y Cifuentes. Pero ni Goya ni leches; sufrimos una gran decepción que me recordó una anécdota de Muñoz Seca, respecto a la redacción de un epitafio para la tumba de sus queridos porteros. Al obstaculizar el obispado los diferentes epitafios que redactaba, finalizó diciendo:
Flotando sus almas van
por el eter débilmente,
sin saber que es lo que harán,
porque desgraciadamente
ni Dios sabe donde están.
Con pluma menos brillante que la de Don Pedro se me ocurrió redactar los siguientes versos o ripios
Victoria Larroca Vázquez
quiso tomar cristiandad
en la ermita de la Virgen
muy cerca de su solar.
Mal haya fortuna mala.
No se la puede crismar
porque el Sr. Cura del Pueblo
le deniega la bondad
de tomar el sacramento
en tan singular local,
que aunque misas se celebran
no se puede bautizar
porque la Iglesia impide
en la hermandad cristianar.
A la postre, fuen una bonita ceremonia oficiada por Don Pedro, el que fue párroco de la Iglesia de El Pardo, y un gran banquete que nos ofreció la abuela paterna de la niña, Nieves Sáez de Adana, celebrado todo ello con la estricta familia el 9 de febrero del 2013.
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